11 de agosto, 2020/El año 2018 significaría un antes y un después en la preparación universitaria de José Manuel Gurdián Martínez, egresado de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Centroamericana (UCA), y que hasta entonces se desempeñaría como consultor de reclutamiento y selección en una empresa nacional.
Ese año, José se sentía particularmente feliz. Se estrenaba como recién graduado y comenzaba su experiencia en el campo profesional. Su felicidad se vería frustrada como la de miles de jóvenes nicaragüenses que con la crisis sociopolítica tendrían que replantearse su presente y futuro.
“Aunque iniciaba mi primer trabajo jamás perdí de vista continuar con mi formación y la situación sociopolítica del país, por dura que fuera, me hizo pensar más rápido en las opciones que tenía para continuar con mis estudios de posgrado fuera de Nicaragua”, comenta Gurdián.
Con la ayuda de un amigo, Jesús Ramos, también psicólogo y de nacionalidad española, José empezó a buscar las opciones y surgió un nombre: La Universidad Católica del Uruguay Dámaso Antonio Larrañaga, conocida por sus siglas como UCU.
La decisión de jamás detenerse
La también jesuita y miembro de la Red AUSJAL, Universidad Católica de Uruguay, mantiene convenios académicos con la UCA y, con ello, José contaba con la gran posibilidad de ser aceptado por esta, hecho que confirmó al entrar en contacto con Rectoría y el Departamento de Internacionalización de la UCU.
“Debí presentarme en la universidad para que me conocieran y poder demostrar mi interés en continuar mis estudios con ellos. Eso fue un paso importante, pero el peso que tiene ser egresado UCA creo que marca la diferencia”, comparte nuestro exalumno.
José tuvo la oportunidad de cursar un semestre en la UCU con la materia Cultura Uruguaya y, paralelamente, realizó un servicio comunitario con adultos mayores en una comunidad de Montevideo, capital de Uruguay.
Durante ese semestre, José tuvo la oportunidad de compartir experiencias con estudiantes de América y Europa. Una experiencia que cambió plenamente su perspectiva de la vida, de sus decisiones y del aporte que quiere dejar en su paso por el mundo.
“Esta experiencia me animó a continuar estudiando y decidí aplicar para mis estudios de posgrado en la Universidad de la República de Uruguay. No quiero detenerme, quiero continuar aprovechando todas las oportunidades”, destaca José.
Después del proceso de aplicación, José fue aceptado para estudiar la Especialización de Gestión de Servicios de Salud. “Me interesó todo lo que tiene que ver con la planificación, ejecución y administración de planes en las instituciones de salud. Me gustó mucho, ya que está enfocado en la administración de recursos humanos y materiales. Sentí que era fusionar la psicología con los recursos humanos que tanto me gusta”, comenta José quien ya inició su especialización.
El reto de demostrar de lo que uno está hecho
Para José, demostrar que está a la altura de un estudiante internacional fue un reto que debió vencer, sobre todo, al ingresar a la UCU. “Debo confesar que me daba un poco de temor no poder cumplir con los estándares que manejan y no dar la talla. Sin embargo, siento que confiar en mí mismo, en mis capacidades, en mis conocimientos previos y mantener un alto sentido de superación fue la clave para conseguirlo”, analiza José.
Pero todos estos conocimientos y habilidades no llegaron con José cuando él vino al mundo. Mucha de su buena actitud para enfrentar su camino de continuar estudios en el extranjero la adquirió durante su experiencia como parte de la familia UCA. “Siempre que me pongo a pensar en qué nos diferenciamos los egresados UCA, es inevitable no traer a pensamiento la vocación de servicio que nos caracteriza. El estudiante UCA, desde mi perspectiva, además es curioso, intuitivo, creativo, tenaz, empático y entregado a lo que hace. Lo vi reflejado en mis compañeros de clases, lo sigo viendo en los de mi generación y a pesar de la distancia hoy más que nunca creo que el egresado UCA es aventurero”, detalla José.
Para José la UCA aportó en gran medida en el proceso de construcción de los conocimientos con los que cuenta hoy día. “Fue la que creyó en que un estudiante de bachillerato podía dar la talla. La UCA vino y me dijo: acá te doy la tierra, sembrá y cosechá. Por así decirlo. Me brindó profesores de calidad, un espacio seguro, ética profesional, herramientas de aprendizaje, áreas y espacios de formación extracurricular y sobretodo la oportunidad de conocerme más, tener ayuda, aceptarme, sanarme y ayudar a otros”.
Ahora José es un estudiante de posgrado que está viviendo una etapa diferente a lo que conocía. Para él, el proceso de aprendizaje es distinto, sobre todo ahora con la pandemia, con la que han surgido adecuaciones a la modalidad de estudios y asegura que ha sido todo un reto garantizar el cumplimiento de las exigencias del programa.